lunes, 26 de enero de 2015

Se evalúan cambios en el gabinete Ministerial de Ana Jara

Reglaje y renuncias de congresistas debilita al gobierno de Ollanta
El gabinete Ministerial agoniza y se evalúan cambios ministeriales, Ollanta negociara con Toledo.
No es ningún secreto que el gobierno de Ollanta Humala es débil por donde se le mire. Los casi cuatro años del régimen han estado llenos de escándalos y de una evidente falta de liderazgo. Todo ello ha contribuido a pensar si se terminará este quinquenio con reglajes a opositores y a oficialistas, además de una ley nefasta para la juventud.

La derogación a la ley juvenil es el único camino que le queda al gobierno para salir de esta crisis que parece recordar los problemas que tuvo Michelle Bachelet en su primer gobierno con los estudiantes en Chile.

En Gana Perú ya se comienzan a escuchar voces que apuntan a eso. El parlamentario nacionalista Sergio Tejada ha dicho que si no hay derogación renunciará a la bancada oficialista.

Por su parte, la vicepresidenta de la República, Marisol Espinoza, está bastante incomoda con ley juvenil, pero más aún con los reglajes hechos desde el propio centro del gobierno al que ella supuestamente pertenece. Para nadie es un secreto que desde hace buen tiempo Espinoza está incomoda en el régimen. Sus problemas con la premier Ana Jara y el ministro del Interior, Daniel Urresti, no son solo roces, sino grandes diferencias que han sido expuestas a la opinión pública en diferentes oportunidades.

La vicepresidenta tampoco parece llevarse de la mejor manera con Ana María Solorzano, presidenta del Congreso. No es tonto pensar que ese cargo era la gran aspiración de Espinoza pero por el poder de Nadine Heredia, la inexperta parlamentaria logró por dos votos el cargo que tantos problemas le ha traído por falta de liderazgo y timón político.

La denuncia de la prensa sobre reglajes a opositores definitivamente tiene a la oposición a la defensiva y con ganas de bajarse a Daniel Urresti. Todo eso tendrá que ser aclarado, pero más importante aún  es que el presidente Ollanta Humala no divida el oficialismo y que más bien los una para que este año pre-electoral no sea una verdadera jungla en Gana Perú.

La ley Pulpín tiene que derogarse y sería bueno que la oposición también diga que se equivocó al votar a favor de la misma. Este problema de la juventud no sólo es una situación que arrastra a al gobierno sino a los diferentes  líderes políticos que hablaron bien de la misma y luego cambiaron de opinión para no perder votos.

El vigilar a los opositores y seguir sus pasos para controlarlos es algo que nos hace recordar los peores momentos del gobierno de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos. En el Perú parece que tenemos mente corta y olvidamos nuestro pasado nefasto.

Humala no puede darse el lujo de perder a Marisol Espinosa. Si lo hace quedará sin vicepresidenta. Recordemos que Omar Chehade renunció a ese cargo por el escándalo de Las Brujas de Cachiche. Tampoco el presidente puede perder más congresistas. De hacerlo su situación se volverá verdaderamente ingobernable.

Débil y más débil es Humala en un régimen que constantemente se dispara a los pies y no tiene visión de futuro. Realmente mediocridad a borbotones es lo que se recordará en este quinquenio. Pero las cosas tienen  que mejorarse y de una vez por todas comenzar a enmendar errores y poner a los corruptos en la cárcel.


Si Humala sigue pretendiendo ser el gobernante  inmutable está perdido. Podría incluso no terminar su mandato, no olvidemos que Martín Belaunde Lossio todavía no canta y por lo visto recientemente parece ser que si lo hace terminará por hundir al presidente y  a su esposa que sale muy bien acompañada por el prófugo en recientes fotos difundidas por la prensa.